Hoy me he vuelto a emocionar con una de esas “pequeñas cosas” que a veces haces sin adivinar el calado que pueden llegar a tener.
Queríamos que los niños y niñas de 6º bajaran a la clase de los pequeñines a darles de leer.
Llevábamos varios días preparando la actividad, Alejandra, Mª José (maestras de 1º ), Rosa, Rafa (profes de 6º) y yo, por fin hoy la hemos puesto en marcha.
Antes de bajar hemos estado hablando con los mayores de lo importante que era el trabajo que iban a realizar, que ellos podían influir y contribuir a que de alguna manera, estos niños y niñas aprendices de lectores, disfrutaran este momento y despertara en ellos/as el placer por la lectura. Les hemos pedido que tuvieran mucha paciencia (cosa que la mayoría de las veces nos falta a nosotros) y que siempre los evaluaran positivamente por muy mal que les pareciera que lo habían hecho.
Al llegar han buscado a su alumnito/a, se han colocado a su lado y se han presentado unos a otros (cómo se llaman, de dónde son, que les gusta hacer… ) y hasta han recibido un regalito que los peques habían preparado para la ocasión.
Las profes de 1º tenían pensado lo que iban a leer así que enseguida se han puesto manos a la obra.
Cuando llevaban un rato leyendo, con una paz y un silencio que no hay normalmente cuando están trabajando en su propia clase, los profes nos hemos mirado admirados de lo que estábamos viendo.
Ha sido precioso, la ternura, el mimo, la paciencia con la que atendían a los chiquitines… Yo no podía dejar de observarlos, han conseguido sorprenderme. Casi sin darme cuenta mis ojos se han humedecido de la emoción.
Está claro que a leer se aprende leyendo y hoy (gracias al trabajo y al cariño de sus compañeros mayores) HAN LEÍDO MÁS QUE NUNCA. Y también han aprendido más porque lo han hecho a través de una situación que les ha proporcionado sensaciones agradables, en un ambiente cálido y relajado. ESTA ES LA ESCUELA DE LAS EMOCIONES.
Y es que como dice la escritora y pedagoga mejicana Rosa Barocio “La cabeza razona y analiza, pero es el corazón el que comprende, el que aprecia lo que realmente tiene significado y hace a un lado lo intranscendente”.
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